En el año 2014 la Asamblea General de la ONU proclamó el 15 de julio como el Día Mundial de las Habilidades de la Juventud, para divulgar la importancia de impulsar a los jóvenes a través de la adquisición de habilidades y destrezas, que les permitan acceder al mercado laboral global.

Este día se promueve por la gran cantidad de jóvenes que se encuentran fuera del mercado laboral, con grandes dificultades para acceder a él, y sin formación.

No obstante, cabría preguntarnos cuáles son esas habilidades y destrezas que ha de desarrollar la juventud.

Seguramente en 2014 se pensaba en habilidades y destrezas diferentes a las de hoy en día, entre otras cosas porque hemos pasado por una pandemia que, a nivel social y laboral, nos ha dejado muy tocados y nos ha obligado a dar importancia a habilidades y capacidades que antes, pese a ser muy importantes, se quedaban en un segundo plano.

Desde el IVANN apostamos por habilidades que consideramos fundamentales, aquellas que que, por mucho que cambie el mundo, siempre van a ser necesarias: la flexibilidad, el espíritu emprendedor y la resiliencia.

La flexibilidad nos permite adaptarnos con facilidad al cambio, a las nuevas necesidades (propias o ajenas) y situaciones; buscar alternativas y ponerlas en marcha. Gracias a la flexibilidad no nos estancamos frente a las nuevas situaciones y vemos el cambio como algo adverso. Al contrario, somos capaces de ver en el cambio oportunidades para crecer y evolucionar.

El espíritu emprendedor es muy importante porque tenemos que ser capaces de generar nuestro propio empleo o hacer crecer la empresa en la que trabajamos, tenemos que desarrollar y generar nuestras propias oportunidades a nivel laboral y vital.

La resiliencia es una de las habilidades o capacidades más importantes a desarrollar, porque es la capacidad de asumir con flexibilidad situaciones límites y sobreponerse a ellas, saliendo fortalecidos. Una persona resiliente se caracteriza por: ser consciente de sus potencialidades y limitaciones, es creativo en la resolución de problemas, confía en sus capacidades, asume dificultades como oportunidades de aprendizaje, viven la vida con objetividad y optimismo, se rodean de gente positiva, controlan sus emociones y no las situaciones, son flexibles, tenaces, afrontan la adversidad con humor y son capaces de pedir ayuda.

En un mundo de constantes cambios y desafíos, creemos que estas son las tres habilidades que nuestra juventud tiene que desarrollar para conseguir sus objetivos y estar a gusto con su vida, ser felices, que es de lo que se trata vivir.

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