El concepto de habilidades sociales está ahora muy de moda, ligado al concepto de éxito. Percibimos las habilidades sociales como un camino para obtener éxito en la vida, tanto a nivel económico como social.

No obstante, las habilidades sociales son aquellas estrategias de conducta que nos ayudan a resolver situaciones sociales, que nos permiten interactuar y relacionarnos con los demás de manera efectiva y satisfactoria.

¿Qué nos aportan entonces? ¿Cuál es el objetivo de las habilidades sociales? Hacer nuestra vida agradable y más fácil. Las habilidades sociales nos aportan bienestar, una convivencia en armonía con el resto de las personas, nos permiten compartir experiencias y conocimiento mediante una comunicación efectiva.

Pero no sólo es importante tener habilidades sociales, sino saber utilizarlas según el contexto en el que interactuemos. Por lo tanto, es importante desarrollar también la competencia social.

Y… ¿cuáles son estas habilidades de las que tanto se habla?

Por una parte, tenemos las habilidades sociales básicas, que son aquellas más sencillas de conseguir manejar.

  • Saber escuchar a los demás.
  • Capacidad para iniciar una conversación.
  • Ser capaz de formular preguntas.
  • Dar las gracias.
  • Presentarse y presentar a otras personas.
  • Realizar cumplidos.

Y, por otra parte, están las habilidades sociales complejas:

  • Asertividad: habilidad para decir lo que piensas y sientes cuidando los sentimientos de la persona a la que se lo dices e intentando no menospreciarla o no decir algo diferente de lo que piensas por miedo a herirla. Se trata de comunicar respetándonos a nosotros mismos y a los demás.
  • Inteligencia emocional: manejo de los sentimientos y emociones propios.
  • Modulación de la expresión emocional, adecuando nuestras emociones al entorno.
  • Empatía: capacidad para ponerse en el lugar de la otra persona antes de hablar y elaborar soluciones teniendo en cuenta las situaciones y sentimientos de los demás.
  • Capacidad de definir un problema y evaluar soluciones.
  • Negociación.
  • Capacidad de disculparse.
  • Reconocimiento y defensa de los derechos propios y de los demás.

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